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miércoles, 8 de enero de 2025
LO QUE LOS DOCENTES PODEMOS APRENDER DE LAS OSTRAS
martes, 31 de diciembre de 2024
QUERIDO 2025: QUIERO...
Quiero despedir el año con gratitud, sin cuentas pendientes ni reproches.
Quiero días sin prisas, abrazos sin horarios, palabras que pesen más que el ruido.
Quiero más silencios compartidos y menos explicaciones vacías.
Quiero reír hasta que me duelan las mejillas, llorar cuando haga falta y saber que ambas son formas de estar vivo.
Quiero caminar sin rumbo, disfrutar del sol cuando asome y bailar bajo la lluvia.
Quiero libros que me hagan pensar, música que me erice la piel y conversaciones que nunca quieran acabar.
Quiero valor para decir "te quiero" más veces y para pedir perdón cuando sea necesario.
Quiero despedir este año recordando lo bueno, aprendiendo de lo malo y guardando cada instante en el rincón de lo irremplazable.
Quiero que el reloj con mis hijas se detenga, que sus risas sean el eco que me guíe y que sus brazos sigan siendo el refugio más seguro.
Quiero aprender de ellas cada día: de su manera de mirar el mundo, de su curiosidad infinita y de su capacidad para convertir lo cotidiano en algo mágico.
Quiero quererlas cada minuto como si fuera el primero; con la fuerza del viento que empuja y con la suavidad del río que acompaña; con la asombrosa certeza de que en sus ojos cabe el universo.
Quiero seguir creciendo con mi mujer, mi compañera de vida, esa que transforma cada día en algo extraordinario con su ternura, su optimismo, su mirada y su fuerza.
Quiero amarla cada día mejor, con menos premura y más detalles, con expresiones y gestos que no necesiten traducción.
Quiero que mi familia siga siendo el eje que lo sostiene todo, ese lugar donde los errores se perdonan y las alegrías se celebran.
Quiero más charlas alrededor de la mesa, más historias compartidas y más recuerdos que se conviertan en anclas para los días difíciles.
Quiero atesorar la dulzura de los recuerdos de quienes ya se han ido, sintiendo que su amor y su presencia siguen iluminando mi camino.
Quiero despedir el año agradeciendo cada segundo que he tenido con los míos, cada sonrisa, cada lección y cada muestra de cariño.
Al final, lo que quiero ahora es lo que siempre he querido: que mi vida esté llena de pequeños momentos y de grandes personas que me recuerden lo que de verdad merece la pena.
Y quiero seguir teniendo tiempo de calidad y en cantidad para seguir queriendo lo que quiero y a quienes quiero.
domingo, 15 de diciembre de 2024
FEEDBACK QUE NUTRE: "LA TÉCNICA DEL SÁNDWICH"
* Primera capa: el refuerzo positivo que alimenta la confianza.
* Segunda capa: la crítica constructiva que invita al cambio.
* Tercera capa: la gratitud que cierra con optimismo.
lunes, 2 de diciembre de 2024
¿ERES DOCENTE MOSCA O DOCENTE ABEJA?
viernes, 22 de noviembre de 2024
CÓMO SER UNA ESCUELA SIN TEE (Trastorno Específico de Enseñanza) O SIN TDA (Trastorno por Déficit de Atención)
sábado, 2 de noviembre de 2024
LA BUENA EDUCACIÓN, SIMPLEMENTE, DEBE SER VERDAD
miércoles, 23 de octubre de 2024
DOCENTES DORAEMON: CUANDO EL EXCESO APAGA EL APRENDIZAJE
En un mundo educativo donde parece que cada día surge una nueva metodología, un nuevo recurso tecnológico o una ley educativa más, nos enfrentamos al peligro de convertirnos en docentes con el "síndrome Doraemon". Como este famoso gato cósmico, sentimos la obligación y la necesidad de tener siempre a mano el más novedoso "cachivache" que resuelva cualquier situación, como si la educación dependiera únicamente de la última herramienta innovadora o del método pedagógico de moda.
Este "síndrome Doraemon" nos lleva a creer que cuantos más recursos y materiales tengamos para ofrecer, mejor será nuestro trabajo como docentes. Sin embargo, la realidad es muy distinta. Saturar nuestras aulas y a nuestros alumnos con un exceso de herramientas y métodos no solo puede resultar contraproducente, sino que también puede generar una sobrecarga que asfixia tanto el proceso de enseñanza como el de aprendizaje. ¡Cuidado con los excesos en el ámbito educativo! Todo exceso suele manifestar una carencia.
No voy a ser yo quien diga que en educación no es bueno disponer de muchos recursos, ¡claro que lo es! Eso sí, sirven cuando se hace uso de ellos con un propósito claro y en el momento adecuado. Los recursos son muy necesarios, pero más necesario es saber cuándo utilizarlos. Más vale poco para aplicar que mucho para adornar.
Al igual que una planta que se marchita por recibir demasiada agua, la pirotecnia TPM (tecnológica, pedagógica y metodológica), lejos de enriquecer, puede apagar el verdadero potencial de nuestros alumnos e incluso el nuestro. No se trata de tenerlo todo, sino de saber usar lo que realmente importa y es útil.
En nuestra búsqueda por ser docentes perfectos, capaces de atender cada necesidad y desafío con una solución instantánea, corremos el riesgo de perder de vista lo esencial: la conexión humana, la escucha activa, la atención a los ritmos individuales y la simplicidad que permite un aprendizaje más profundo y significativo.
No necesitamos ser maestros con un bolsillo mágico lleno de "cachivaches". No necesitamos ser los "Mozart" de la educación. Lo que realmente necesitamos es volver a lo básico: cultivar la paciencia, respetar los tiempos y ofrecer a nuestros alumnos las herramientas necesarias para que ellos mismos descubran, construyan y transformen su propio conocimiento.
Así que, en lugar de intentar ser docentes Doraemon, con recursos infinitos y soluciones para todo, busquemos ser docentes que acompañan a sus alumnos desde el conocimiento, la competencia y la evidencia; docentes que saben cuando dar un paso atrás y que permiten que sean sus alumnos quienes den un paso adelante para tomar la iniciativa; quienes aprendan a resolver, a equivocarse y a crecer. Solo así, podremos formar personas autónomas, críticas y verdaderamente preparadas para enfrentarse a los desafíos de la vida.
Este complejo de gato cósmico del que os hablo, muchas veces, nos lleva a pensar que más es mejor, sin darnos cuenta de que el verdadero aprendizaje florece y se enciende cuando dejamos el "bolsillo mágico" cerrado y abrimos nuestro corazón.
¿Te atreves a dejar de ser un docente Doraemon?