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jueves, 4 de abril de 2019

ME GUSTAN LAS ESCUELAS QUE...



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Podéis descargar la infografía en PDF y en alta calidad aquí: Me gustan las escuelas que...

No me gustan las escuelas que acallan, 
me gustan las escuelas que...

No me gustan las escuelas que acallan los corazones,
me gustan las escuelas que laten.
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No me gustan las escuelas que acallan las voces infantiles,
me gustan las escuelas que susurran, juegan y escuchan.
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No me gustan las escuelas que acallan el amor,
me gustan las escuelas que abrazan.
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No me gustan las escuelas que acallan las risas,
me gustan las escuelas que ríen y tienen sentido del humor.
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No me gustan las escuelas que acallan los sueños,
me gustan las escuelas que sueñan y dejan soñar.
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No me gustan las escuelas que acallan las emociones,
me gustan las escuelas que emocionan y se emocionan. 
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No me gustan las escuelas que acallan los sentimientos,
me gustan las escuelas que sienten y se expresan.
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No me gustan las escuelas que acallan a las familias,
me gustan las escuelas que abren sus puertas.
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No me gustan las escuelas que acallan las necesidades,
me gustan las escuelas que atienden las demandas.
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No me gustan las escuelas que acallan las ideas,
me gustan las escuelas que creen en ellas.
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No me gustan las escuelas que acallan el entorno,
me gustan las escuelas que se vinculan con él.
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No me gustan las escuelas que acallan las pasiones,
me gustan las escuelas que despiertan talentos.
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No me gustan las escuelas que acallan la vida,
me gustan las escuelas que viven y dejan vivir.

lunes, 8 de mayo de 2017

LAS OTRAS TIC: Ternura, Interés y Cariño

Este es el primer post del blog que no está escrito por mí. En esta ocasión lo hace una gran persona, una excelente maestra y una maravillosa madre a la que admiro y de la que aprendo día a día, mi mujer Gaëlle Vargas Le Men. Quizá, cansada de verme siempre investigando y estudiando las TIC y sus aplicaciones educativas, habla en este post sobre las otras TIC, las verdaderamente importantes. Es un post muy especial, Gaëlle me enseñó que educar es sinónimo de amar y que lo más importante es siempre intentar llegar al corazón de nuestros alumnos. Os dejo con su reflexión:

Todos sabemos lo importantes que son las nuevas tecnologías aplicadas a la educación: motivan a los alumnos, facilitan algunos aprendizajes, les ayudan a aprender jugando, a seleccionar la información, a vivir en el mundo actual. 


Pero existen otras TIC que no hay que olvidar nunca, en ninguna situación y menos en una clase. Esas son: la Ternura, el Interés y el Cariño. Nosotros, los maestros, solemos decir que tenemos el mejor trabajo del mundo por trabajar con el mayor tesoro que existe: los niños. Pero parece que en ocasiones nos olvidamos de ello y actuamos como si fuesen máquinas; máquinas de aprender, de estudiar, de repetir, de obedecer. No lo son, son personas, son la mejor selección de los seres vivos: son niños. No son ciudadanos de segunda a los que tenemos derecho a avergonzar, a castigar, a someter. Si como muchos dicen, son el futuro de la sociedad, ¿cómo queremos que actúen en ese futuro? ¿Cómo máquinas o con corazón? Yo prefiero una sociedad dirigida por lo segundo.

Y para ello tenemos que educar con las otras TIC:

Porque la ternura no tiene medida y es el ingrediente fundamental de la salsa de una clase. La expresión del afecto hacia un corazón puro. La ternura es lo que hace que se rompa la barrera existente entre el profesor y el alumno para formar parte de un sólo medio: el del cariño y la comprensión. Sin ternura ni cercanía no puede haber aprendizaje. Uno no aprende de aquel al que teme, ni de aquel al que observa desde la lejanía impuesta por una barrera invisible de frialdad. El respeto no se gana poniendo barreras, se adquiere queriendo.

Interés, para que haya interés tiene que haber una motivación, pero ha de ser mutua, hay que hablar el idioma de la niños para que ellos nos brinden la posibilidad de entrar en su fuente inagotable de interés. ¿Cómo hacer que se interesen por lo que les queremos enseñar? Mostrando interés, aprendiendo y disfrutando de ellos, descubriendo su mundo, conociéndolos de verdad.

Y CARIÑO, con mayúsculas, del de verdad, del que da "abrazos calentitos" y toca el corazón. Ese cariño que te hace ver al alumno que tienes en frente como el niño que es, con sus temores y sus aspiraciones. Ese alumno que ve en ti a un superhéroe o a un villano, tú eliges cuál quieres ser. 

Yo quiero ser aquella maestra a la que quieran contar sus vacaciones, ahora y cuando me encuentren dentro de diez años. Quiero que me busquen con la mirada y no que agachen la cabeza al verme pasar. Quiero que sepan que estoy allí, para mates y para la vida.

lunes, 9 de enero de 2017

ANTE ESTE ESPECTÁCULO DE PIROTECNIA PEDAGÓGICA Y METODOLÓGICA HE DECIDIDO...

Estoy cansado, cansado de poner nombres a todo lo que hago, como si el no hacerlo quitara importancia o veracidad a lo hecho. Cansado de que sin una interminable torre de papeleo  que justifique cada paso que se dé en una clase nada parezca tener sentido. Cansado de que todo tenga que tener objetivos para que sea considerado algo bueno. Cansado de que todo tenga que llevar la etiqueta de "innovación" sin realmente serlo. Cansado de escuchar que cualquier tiempo pasado fue mejor y ver cómo la gente joven hace méritos para continuar con ese refrán en un futuro. Como si esta "titulitis" o fiebre "naming" absorbiera todo sin dejar espacio a lo importante. Cansado, pero no desilusionado.

Así que he decidido sentarme y sentirme. Sentarme con mis alumnos y aprovechar cada minuto que se me escapa entre los dedos de su infancia. Exprimir hasta la última gota el jugo de su inocencia, aprovechar cada brillo de ingenuidad de sus ojos. Y mirar... mirar las estrellas, mirar sus estrellas. Observar lo que quieren ver en ellas, sentir su escalofrío al ver pasar una estrella fugaz y subirme a la ilusión de la esperanza y de sus sueños. No quiero perderme ni un segundo de su mirada infantil y quiero ayudarles a disfrutar aprendiendo. No hay otra manera de hacerlo que sentándonos y disfrutando del momento, olvidándonos de toda la pirotecnia que suena a nuestro alrededor, centrándonos en lo importante y olvidándonos del ruido.

Porque al final, los maestros simplemente somos lo que recuerdan de nosotros, pero sobre todo, somos lo que nuestros antiguos alumnos sienten cuando nos recuerdan.