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viernes, 12 de julio de 2013

UN BUEN MAESTRO FOMENTA, ACOGE, CONFÍA Y RESPETA

Educar es una tarea de proximidad, de afecto, de compañía y de orientación. Por ello son necesarias unas actitudes básicas en los maestros:
- Acoger a cada alumno, ofreciéndoles un trato cercano, atento y respetuoso.
- Confiar en sus capacidades y aprovechar para aprender de ellos.
- Respetar su libertad dejándoles volar, dejándoles elegir el camino...
- Fomentar su capacidad de iniciativa y creatividad. Existen tantas maneras de aprender como de enseñar.
En defenitiva, un buen maestro ayuda a que sus alumnos crezcan en autonomía personal, reconoce que el alumno es el principal protagonista de su propio proceso formativo, atiende a la diversidad de ritmos de cada uno, enseña con el ejemplo, con su entrega, con su amor y con su paciencia.

miércoles, 6 de marzo de 2013

INTENTANDO SER...

Día a día aprendo algo nuevo de mis alumnos que me hace plantearme qué es ser un buen maestro. Más allá de la metodología he llegado a la conclusión de que lo realmente importante es tener sensibilidad. La sensibilidad nos permite lograr que nuestros alumnos viajen, reflexionen sobre la vida, caminen por su interior, salgan de su zona de confort. La sensibilidad nos permite acoger y comprender a todos. La sensibilidad nos ayuda a mirar la educación desde distintos ángulos. La sensibilidad nos hace insustituibles porque nunca podrá ser enseñada por las máquinas y sí por los seres humanos.