* El bálsamo de Fierabrás es presentado por Cervantes, en boca de Don Quijote, como una especie de panacea para cualquier problema de salud; un remedio mágico que todo lo cura.
Las fórmulas pedagógicas mágicas, las llaves educativas secretas y las soluciones metodológicas salvadoras no existen ni podrán existir nunca en educación. Me atrevo a realizar esta afirmación por la propia naturaleza inherente a toda realidad educativa. Como maestro con los pies en el aula, soy consciente de que esta realidad alberga y entraña unas necesidades que deben ser tenidas en cuenta en todo momento. Son muchos los aspectos que (nos) influyen y que como docentes no podemos obviar: contexto, recursos, situación económica, ratio, nivel cultural, etc. Este hecho hace que lo que puede funcionar en un centro educativo, en otro no tenga ningún sentido; incluso que aquello que te puede funcionar en un aula, en otra del mismo colegio no lo haga.
Existe en mí una preocupación, cada vez mayor, al ver cómo se están implementando y experimentando (quizás demasiado) con algunas tendencias pedagógicas que están de moda y que tienen poca o ninguna base científica. Tendencias con más brillo publicitario que pedagógico; tendencias que deslumbran, pero que no alumbran. Tendencias que tienden hacia donde nunca debería tender la educación; tendencias malentendidas; tendencias tendenciosas.
Claro que hay que mostrarse receptivo a las innovaciones educativas que puedan surgir, pero siempre realizando una crítica de las mismas con criterio; una crítica que nos permita diferenciar el grano de la paja, lo importante de lo accesorio, la verdadera innovación de la posible mercantilización.
Necesitaba decirlo y dicho queda.
Espero que este curso escolar tan complicado vaya todo lo mejor que pueda ir. ¡Mucho ánimo!