martes, 9 de diciembre de 2025

LA PEDAGOGÍA DE LAS LUCIÉRNAGAS - EDUCAR CON LUZ PROPIA RESPETANDO LA LUMINISCENCIA DE CADA NIÑO


Os recomiendo leer este post como yo lo he escrito, escuchando "Saturn" de Sleeping At Last:


Pretendemos uniformar lo diverso,
acelerar lo pausado,
encajar lo desbordante.

Pretendemos silenciar lo ruidoso,
domesticar lo creativo,
corregir lo diferente.

Pretendemos simplificar lo complejo,
encadenar lo vivo,
medir lo inconmensurable.

Pretendemos encorsetar los sueños,
controlar lo incontrolable,
cronometrar lo imprevisible,
apresar lo libre.

Pretendemos que todos aprendan lo mismo,
del mismo modo, al mismo ritmo
y al mismo tiempo.

Pretendemos moldear la infancia
como si fuera arcilla idéntica 
en manos idénticas.

Pretendemos que las sonrisas tengan la misma forma
y que los futuros se aten al presente.

Pretendemos que las preguntas se repitan sin salirse del renglón
 y que el ruido oculte lo que incomoda.

 Pretendemos que pinten dentro de las líneas
y que lo habitual se disfrace de normalidad.

Pretendemos tapar la lluvia con un dedo,
domar el viento,
poner candados a las estrellas 
y cerrojos al campo.

Pretendemos que los niños crezcan rectos
como varillas de acero,
olvidando que son ramas vivas,
que necesitan curvas, nudos y hojas
para llegar a ser el árbol que llevan dentro,
para llegar a ser el árbol que son.


DEBERÍAMOS
celebrar lo diverso,
acompañar lo pausado,
alimentar lo creativo,
escuchar lo distinto,
dar tiempo al tiempo,
respetar los silencios,
 valorar el proceso,
respaldar cada paso,
dar voz a lo callado,
dejar volar la imaginación, 
atesorar los pequeños gestos,
dejar espacio para el juego,
nutrir cada talento, 
abrir caminos.

DEBERÍAMOS
ensanchar lo desbordante,
proteger lo libre,
confiar en lo imprevisible,
reconocer cada avance,
abrigar lo vulnerable,
iluminar lo invisible,
regar las raíces,

DEBERÍAMOS
coser alas,
sembrar esperanza,
festejar las preguntas,
enseñar a mirar,
cultivar confianza,
acoger con ternura, 
sostener lo que se tambalea,
avivar la curiosidad,
apreciar la singularidad,
admirar la diferencia,
atender con paciencia, 
demorar la prisa.

DEBERÍAMOS
convertirnos en luciérnagas,
encender horizontes,
irradiar luz.

Y recordar que cada niño
es un milagro irrepetible
que merece crecer a su manera,
con su propia voz,
con su propio tiempo,
con la luminiscencia que lo habita.


Educar no es trazar caminos rectilíneos,
es viajar de este pretendemos a este deberíamos;
es aprender a bailar con los vaivenes de la vida;
es confiar en que cada niño trae consigo una chispa,
un destello irrepetible que merece ser cuidado;
es dejar que cada cual encienda, a su modo,
una estrella en el cielo,
su estrella.