lunes, 3 de junio de 2024

LOS MAESTROS SOMOS ÓPTICOS


He escrito este artículo escuchando esta canción de Ludovico Einaudi:

En muchas ocasiones, nuestros hijos e hijas, nuestros alumnos y alumnas, no suelen hacer lo que les decimos, pero en muchos momentos, sí suelen hacer lo que hacemos. No me cansaré de repetirlo, enseñamos más con una vez que hagamos que con veinte que digamos. El ejemplo enseña y educa; el ejemplo es una gran fuente de aprendizaje que nunca debemos obviar ni desaprovechar. Todos sabemos que las palabras pueden impresionar, pero son las acciones las que van más allá y logran enamorar y perdurar

Ojalá que con nuestro ejemplo consigamos hacer realidad estos "ojalás":

Ojalá se ponga de moda elogiar a otros
y buscar el lado bueno de las cosas.

Ojalá se ponga de moda ayudar los demás
y agradecer mucho más.

Ojalá se ponga de moda ser amable
y saludar con una sonrisa.

Ojalá se ponga de moda disfrutar de lo simple
y respetar las diferencias.

Ojalá que cuando cualquier hijo o alumno piense en el respeto y en la bondad, piense en su madre, en su padre, en su maestro o en cualquier amigo o familiar. Eso sería muy buena señal.

De una manera o de otra, debemos convertirnos en una especie de ópticos que ayudemos a nuestros hijos o alumnos a enfocar la mirada para descubrir las necesidades que existen a su alrededor; para que se conviertan en la mejor persona que puedan llegar a ser; para que nunca les deje de doler el dolor ajeno; para que se den cuenta de que no existe persona más inteligente que aquella que se preocupa por la gente; para que nada bueno les quede por decir al otro y nada necesario les quede por hacer por el de al lado; para que miren el mundo a través de la lentes de la empatía, de la honestidad, de la colaboración, del respeto, de la solidaridad, de la responsabilidad y de la valentía.

Nuestras acciones y nuestras palabras son semillas que pueden brotar y transformarse en posibilidades y en realidades. El ejemplo es contagioso y una de las principales herramientas que tenemos en nuestras manos para educar. Es bueno saberlo, es bueno tenerlo en cuenta. Contagiad bien y no miréis a quién.

Esto requiere de nosotros, los docentes, dos acciones que deberíamos llevar a cabo de manera más habitual:

1. Cambiar, a menudo, alguna lección del libro por alguna lección de vida, teniendo en cuenta siempre
que tu sonrisa puede ser revulsivo, refugio y salvación para muchos de tus alumnos.

2. Desenjaular a nuestros alumnos que viven enjaulados en jaulas, "en-aulados" en aulas. Esas escuelas
suelen dejar secuelas.

En algunas de las entrevistas que suelen hacerme siempre hay una pregunta que se repite: ¿Qué es para ti educar? Pues bien, me atrevo a responderla de la siguiente manera:

Para mí, educar es soñar personas abiertas y sensibles a las realidades del mundo y hacer todo lo que esté en nuestras manos para que ese sueño se convierta en realidad. 

Personas capaces de vestirse con distintas pieles y de caminar con otros zapatos.

Personas que quieren para el otro lo que quieren para sí mismas.

Personas que tallan las palabras que pronuncian con delicadeza hasta que adquieren esa forma exacta que les permite encajar en corazones ajenos.

Personas que son conscientes de que toda persona puede mejorar o empeorar la vida de otra persona y asumen esta responsabilidad. 

Personas capaces de llorar con las tristezas de otros y capaces de reír con sus alegrías.

Personas que saben que nuestro planeta necesita más humanidad y más unidad.

Personas valientes que se atreven a amar, a hacer lo que hay que hacer, a unir fuerzas para superar las dificultades y a buscar soluciones a los problemas.

Personas que conscientes de que si cada uno de nosotros pusiéramos una simple y pequeña tirita al planeta, este dejaría de desangrarse y empezaría a curarse.

Personas que aprender a vivir como se ha de vivir:

Vivir la vida sin ser
un problema para el que
tenemos en frente.

Vivir la vida sin pisar
a otros para prosperar.

Vivir la vida sin criticar
a los demás.

Vivir la vida llevando
paz allí donde nos haya tocado estar.

Vivir la vida.
Vivirla de verdad.

Personas con bocas vacías de reproches, recubiertas de respeto y con corazones sin rastros de rencor.

Personas con mentes abiertas y libres de odio.

Personas con oídos repletos de escucha y de comprensión.

Personas con manos llenas de esperanza y con miradas que rebosan empatía.

Personas con sonrisas impregnadas de sinceridad y con abrazos colmados de amistad.

PERSONAS, eso somos, eso educamos, PERSONAS.