Hoy en día en el mundo de la educación hablamos de muchas cosas: TIC, TAC, nuevas metodologías, innovación, calidad, evaluación, LOMCE, etc. Todos estos temas de actualidad no nos permiten darnos cuenta de que lo realmente importante, lo esencial, ocurre día a día en el aula y parte del trato cercano del maestro con sus alumnos.
Me gusta hacerme la siguiente pregunta y detenerme en su respuesta: ¿De qué me sirve a mí un ordenador, una tablet, una PDI si mis alumnos no son felices y no confían en ellos mismos? ¿Y a ellos? La respuesta es muy sencilla: a mí personalmente no me sirven para nada y a mis alumnos les sirven para refugiarse o esconderse detrás de una pantalla, para ser lo que no son y para vivir una vida virtual que les hará sentirse insatisfechos con su vida terrenal.
Tenemos que convertirnos en cerrajeros y proporcionar a los alumnos todos los recursos que estén a nuestro alcance para que se conviertan en la llave maestra capaz de abrir todos los cerrojos de su vida (miedos, dudas, inseguridades...) para poder ser realmente felices. Para conseguirlo tenemos que volver a la esencia de la educación: al trato cercano, a las miradas cálidas, a la sonrisa tierna y sincera, a las palabras de maestro, al sentido del humor, a la escucha verdadera, a las palabras para la vida. Entonces, solo entonces, conseguiremos alumnos felices, con confianza en sí mismos y con una autoestima alta. Y será en ese momento cuando disfruten de las posibilidades de un ordenador, de una tablet, de una PDI, sin refugiarse detrás de estos dispositivos y sin confundirse, porque ya sabrán que lo esencial, lo terrenal, llena sus corazones y mentes más que lo virtual.
¿No será esta la primera de las innovaciones que debemos emprender? Volver a la esencia de la educación.
¡Empecemos abriendo cerrojos y convirtiendo a nuestros alumnos en llaves maestras!