viernes, 13 de mayo de 2016

UN BUEN MAESTRO GENERA APRENDIZAJE MEDIANTE EL "MATERNAJE"

Siempre recordaré a un profesor de Educación Secundaria que me dio clase cuando tenía 14 años. Se llama Juan Carlos y me permitió disfrutar de las matemáticas. Hasta entonces, las matemáticas se me atragantaban y todos mis maestros daban por hecho que no se me daban bien y así quedaba la cosa. Juan Carlos me motivó, me hizo ver la utilidad de las matemáticas, nos sacó del aula para entenderlas y nos transmitió su entusiasmo y pasión por los números. Desde aquel momento disfruté con esa materia y pude ver su magia. Juan Carlos sabía que existían tres maneras de transmitir conocimientos:
1. Mediante la comunicación de un discurso sabio.
2. Mediante la realización de unas prácticas.
3. Mediante el "maternaje".

¿Qué es el "maternaje"? 
Es el modo en el que las madres enseñan a sus hijos a caminar. Ni se lo explican (comunicación), ni se lo demuestran (práctica). Sino que les animan a moverse hacia ellas.

Un buen maestro, mediante el "maternaje", entusiasma y anima a sus alumnos para que quieran caminar hacia el aprendizaje. 

Pero... ¿cómo podemos entusiasmar a nuestros alumnos?
* La alegría contagia alegría, la pasión contagia pasión, el entusiasmo contagia entusiasmo. Tenemos que ser aquello que queremos transmitir.
* Olvidándonos más a menudo de esas dos grandes muletas en las que nos solemos apoyar: el libro y el discurso oral.
* Sabiendo que en educación no existen técnicas milagrosas para contagiar el deseo por aprender.
* Siendo consciente de que utilizar este o tal método, que esta o tal tendencia no nos aseguran que así sea. El deseo por aprender es un fuego que debemos avivar. Algunos de esos fuegos se encienden con una cerilla, otros con un mechero, otros soplando las brasas...
* Situándonos en nuestro contexto, conociendo a nuestros alumnos y abriendo bien los ojos para aprovechar las oportunidades que nos ofrece nuestro entorno.
* Haciendo lo que podamos con lo que tengamos, aunque a veces se necesite magia para ello. La falta de recursos nunca debería convertirse en un muro que cierre el camino del aprendizaje a los alumnos.
* Disfrutando de ser maestro y excitando las mentes de los alumnos por contagio a través del efecto purpurina.
* Teniendo paciencia y estando más interesado por el proceso que por el resultado.
* Reduciendo el uso de las 5 palabras que más repetimos los docentes en las aulas:
1. Atención
2. Silencio
3. Escuchad
4. Siéntate 
5. Shhh...
* Aprovechando el placer por la acción de los niños y los jóvenes. 
* Cuidando ese estado que tanto influye en el aprendizaje, el estado emocional.
* Teniendo muy presente que toda actividad intelectual requiere de actividad corporal. No debemos proclamar el silencio como la principal virtud de nuestras clases o de nuestro colegio. 

Una vez que los alumnos anden entusiasmados hacia el aprendizaje, simplemente debemos acompañarlos. Acompañar sin presionar, sin dirigir, sin recortar ni estirar, teniendo muy claro que nadie puede aprender por nadie. Sabiendo que aprender no va unido necesariamente a que otro te enseñe, pero que sí está íntimamente ligado a que alguien te entusiasme y motive, al "maternaje".

Con el "maternaje" aseguramos el placer por aprender, de realizar conexiones y de vivir experiencias no enlatadas. Aseguramos el disfrute interno, primer motor del aprendizaje.

Hemos llenado las escuelas de tantas objetivos que a veces no nos caben las emociones.  En nuestras aulas hay muchos niños que requieren menos contenidos académicos y más mirada y afecto. No nos olvidemos de que el mayor recurso para educar es la afectividad.

¡Os animo a generar aprendizaje mediante el "maternaje"!