Hace tiempo me encontré con una hermosa y profunda paradoja de Hörderlin: "Los educadores forman a sus educandos como los océanos forman a los continentes, retirándose". Dicho por nuestros alumnos sería algo así: "Ayúdame a hacerlo solo".
Si lo que pretendemos es que nuestros alumnos sean autónomos y capaces de "hacer solos" no podemos poner sobre sus cabezas un techo que les haga mirar hacia el suelo.
Necesitan "PALABRAS PARA LA VIDA", palabras que les permitan pensar y decidir por si mismos, palabras que les hagan ver la importancia de asumir sus propias responsabilidades, palabras que conviertan las dificultades en retos y estímulos, palabras que les animen a remar cuando no hay viento favorable, palabras...