miércoles, 31 de agosto de 2016

LOS MAESTROS SOMOS TEJEDORES

Recientemente me he encontrado con una gran reflexión del pedagogo Ovide Decroly: "¿No es una tontería querer favorecer la evolución de las facultades del niño condenándolo a la inmovilidad y al silencio durante las mejores horas del día y durante los años más espléndidos de su vida?".

Pensemos... Normalmente en las aulas nos encontramos niños que solo pueden hablar cuando nos interesa y de lo que nos interesa. La educación nunca debería estar alejada de la vida y regida por relaciones autoritarias que buscan la sumisión y que acostumbran a nuestros alumnos a esperar siempre indicaciones o propuestas ajenas para pasar a la acción.

Los niños necesitan maestros tejedores que sepan que sus alumnos son capaces de mucho más de lo que tenemos previsto para ellos. Tejedores que tejan las palabras necesarias para alejarnos cada vez más de un modelo educativo que proviene de la época de la Ilustración y que fomenta y valora que el alumno repita y reproduzca. Tejedores que no solo piensen en preparar para el futuro, porque el futuro está en el presente, en atender sus necesidades e intereses aquí y ahora. Tejedores que tejan todos los días estas doce palabras para terminar con las escuelas que, al menos a mí, no me gustan: las escuelas que acallan.

No me gustan las escuelas que acallan, 
me gustan las escuelas que...

No me gustan las escuelas que acallan los corazones infantiles,
me gustan las escuelas que laten.
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No me gustan las escuelas que acallan las voces infantiles,
me gustan las escuelas que susurran, juegan y escuchan.
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No me gustan las escuelas que acallan el amor,
me gustan las escuelas que abrazan.
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No me gustan las escuelas que acallan las risas,
me gustan las escuelas que ríen.
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No me gustan las escuelas que acallan los sueños,
me gustan las escuelas que sueñan y dejan soñar.
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No me gustan las escuelas que acallan las emociones,
me gustan las escuelas que emocionan y se emocionan. 
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No me gustan las escuelas que acallan los sentimientos,
me gustan las escuelas que sienten y se expresan.
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No me gustan las escuelas que acallan a las familias,
me gustan las escuelas que abren sus puertas.
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No me gustan las escuelas que acallan las necesidades,
me gustan las escuelas que atienden las demandas.
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No me gustan las escuelas que acallan las ideas,
me gustan las escuelas que creen en ellas.
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No me gustan las escuelas que acallan el entorno,
me gustan las escuelas que se vinculan con él.
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No me gustan las escuelas que acallan las pasiones,
me gustan las escuelas que despiertan talentos.
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No me gustan las escuelas que acallan la vida,
me gustan las escuelas que viven y dejan vivir.

¡Empecemos a tejer!