domingo, 21 de febrero de 2016

UN BUEN MAESTRO "ESTÁ LOCO" POR SUS ALUMNOS

Hace años en una entrevista me preguntaron: "Si tuvieras hijos, ¿qué característica valorarías más o te gustaría que tuvieran sus maestros? Contesté algo que ahora no contestaría. Mi respuesta actual la tengo clara: Lo que más valoraría sería que las maestras y los maestros de mis hijas "estuvieran locos". Locos por ellas y por el resto de sus compañeros.

Ese "Estar loco" (EL) al que me refiero está basado en el Amor, en el Afecto y en la Atención. Es esa locura que permite que nuestros hijos y alumnos se desarrollen correctamente. Sin estas tres aes da igual las potencialidades y las capacidades que tengan, les estaremos privando de lo esencial, de todo aquello que les permite creer en ellos mismos.

Cuando pasan los años te das cuenta de que el éxito o la felicidad no se alcanza con los títulos o las notas, sino a través de aquellas experiencias y momentos que te hacen creer en ti mismo. Pues resulta, que esas experiencias o momentos, si lo pensamos bien, siempre ocurren bajo un baño de afecto. Y no se consiguen realizando cosas extraordinarias, no nos equivoquemos, en educación es más importante lo que hacemos todos los días que lo que hacemos de vez en cuando. De nada sirve hacer un proyecto fantástico de lo que sea, si luego en el día a día no entramos a clase con una sonrisa en la boca, si no escuchamos a los niños, si el transcurrir de las horas se parece más al de un ejército que al de una escuela, si el silencio se apodera del aula... Es llamativo que queramos que nuestros alumnos aprendan algo del mundo y que los encerremos en cuatro paredes. ¡Tenemos que salir a él! Poner ventanas, puertas y puentes donde ahora hay paredes o muros.

Decía San Francisco de Asís: "Un solo rayo de sol basta para ahuyentar muchas sombras". Los maestros tenemos la suerte de contar con tres rayos de sol (amor, atención y afecto). ¿Os imagináis cuántas sombras podemos ahuyentar? ¡Cómo no aprovechar esta oportunidad!

Aunque nos parezca mentira, dentro de este sistema educativo "express" que los políticos han tenido a bien regalarnos, tiene cabida una educación a fuego lento. Una educación sin prisas, donde importe más la calidad que la cantidad; donde haya menos consumo exterior y se fomente más la creación interior; donde los alumnos se puedan mover y donde se entienda que el movimiento es clave para aprender; donde el juego y la experimentación sean la base y no el premio o el castigo; donde los deberes no se conviertan en ladrones de infancia; donde se entienda que cada uno da de sí lo que máximo que puede dar y que si no lo da es porque, o bien, no es el momento o porque necesita más tiempo o aes.

¿Cuándo se sabe que un maestro está loco por sus alumnos?
C - hace ver a sus alumnos que los quiere. Con acciones, con palabras y con gestos.
U - nunca los amenaza con la retirada del amor. "Si haces eso no te voy a querer".
A - realiza las correcciones en privado y respeta la privacidad de los niños.
N - no los compara con nadie.
D - escucha a sus alumnos y les hace ver que sus opiniones son importantes.
O - evita relacionar la valía personal con la conducta disruptiva. Es muy distinto decir: "has hecho una tontería" que "eres tonto" o "esto está mal" que "eres malo".
. - no está mirando constantemente el reloj para ver si termina la clase.
. - exige en su justa medida, ni mucho ni poco. Simplemente lo que cada uno puede dar.
. - no emplea palabras que les hacen sentir mal o culpables. Cuando utiliza Palabras de maestro

Es evidente que con amor, atención y afecto llegaremos al corazón de nuestros alumnos y nos daremos cuenta de una gran verdad: A nadie se le da todo bien, pero a todos se les da bien algo
Entonces, será el momento de ayudar a descubrir a nuestros alumnos en qué son buenos.

Os animo a escribir o poner en vuestras aulas el eslogan "Estoy loco por vosotros" o "Estoy loco por ti".