viernes, 12 de julio de 2013

UN BUEN MAESTRO FOMENTA, ACOGE, CONFÍA Y RESPETA

Educar es una tarea de proximidad, de afecto, de compañía y de orientación. Por ello son necesarias unas actitudes básicas en los maestros:
- Acoger a cada alumno, ofreciéndoles un trato cercano, atento y respetuoso.
- Confiar en sus capacidades y aprovechar para aprender de ellos.
- Respetar su libertad dejándoles volar, dejándoles elegir el camino...
- Fomentar su capacidad de iniciativa y creatividad. Existen tantas maneras de aprender como de enseñar.
En defenitiva, un buen maestro ayuda a que sus alumnos crezcan en autonomía personal, reconoce que el alumno es el principal protagonista de su propio proceso formativo, atiende a la diversidad de ritmos de cada uno, enseña con el ejemplo, con su entrega, con su amor y con su paciencia.